“La fotografía es un medio que me permite tender un puente entre la memoria personal y la colectiva. Es una forma de organizar un universo dentro de un único encuadre…”
Su rostro está enmarcado por un velo de encaje negro; su mirada se aparta de la cámara; es suave, contemplativa, pero penetrante. Una lágrima corta una línea tenue en su mejilla, un contraste sutil con el rojo intenso de sus labios. La quietud de su expresión encierra mundos de complejidad: dolor, fuerza y desafío. Esta hermosa pero sombría imagen es de MADRE, la aclamada serie de la fotógrafa boliviana Marisol Méndez.
Méndez, nacida y criada en la ciudad andina de Cochabamba, descubrió la fotografía por “casualidad”. Inicialmente aspiraba a ser guionista, ya que se sentía “atraída por contar historias a través de las palabras”, pero pronto se dio cuenta de que necesitaba entender cómo construir imágenes, por lo que comenzó a tomar lecciones de fotografía y algo “hizo clic instantáneamente”. Luego se dedicó al cine después de mudarse a Buenos Aires y, más tarde, a la fotografía de moda después de mudarse a Londres.
Este período, reflexiona, fue crucial: “Desarrollé las habilidades para observar, contemplar, componer y reflexionar sobre imágenes”, sentando las bases de su práctica y, en última instancia, de lo que realmente quería hacer: volver su mirada hacia su propia cultura y herencia.
MADRE nació de sus frustraciones con las dinámicas de género en Bolivia. En su lucha por encontrar "representaciones matizadas de las mujeres" en su tierra natal, sintiéndose desconectada de su identidad e indefensa frente al machismo, el proyecto se convirtió tanto en una respuesta como en una catarsis personal.
“Me permitió celebrar la diversidad y complejidad de mi cultura y, al mismo tiempo, plantear preguntas sobre el gobierno patriarcal y la discriminación de género. Al mismo tiempo, se convirtió en la experiencia que me permitió (re)conectarme con mi linaje femenino y, a través de él, (re)inventar la historia de Bolivia”.
La diversidad de Bolivia es profunda y alberga un rico tapiz de grupos y tradiciones indígenas. Si bien predomina el catolicismo romano, a menudo se entrelaza con creencias precolombinas. Méndez enfrenta esta complejidad reapropiando la iconografía católica, utilizando su lenguaje visual, combinado con el folclore andino para “subvertir el complejo de la Virgen-Prostituta y desafiar las narrativas colonialistas”.
"Con MADRE“Estoy explorando cómo la religión y la raza influyen en la representación de las mujeres. La mayoría de las mujeres no solo luchan contra las estructuras machistas y patriarcales, sino que también enfrentan el racismo. Aunque somos una nación pluricultural, tenemos una historia de colonialismo y desigualdad que se manifiesta en la subrepresentación y la tergiversación de los pueblos indígenas y mestizos”.
En lugar de figuras idealizadas de pureza y sacrificio, las figuras en MADRE Las piezas aparecen crudas y reales, recuperando su autonomía dentro de un lenguaje visual que históricamente las había confinado. Los velos de encaje, las telas sueltas y los gestos simbólicos se reinventan para transmitir fuerza, vulnerabilidad y desafío en igual medida.
El enfoque de Méndez se centra en la interseccionalidad de las experiencias de las mujeres bolivianas, capturando identidades indígenas y mestizas que a menudo se pasan por alto o se tergiversan. “No quería perpetuar imágenes estereotipadas que reducen la cultura indígena a algo ornamental o exótico”, explica. En cambio, celebra su resiliencia, retratando a mujeres cuyas expresiones y cuerpos tienen historias complejas.stories.
Un elemento clave en MADRE Méndez utiliza fotografías familiares de archivo. Al redescubrir su álbum familiar durante un período de alienación, lo vio como una forma de reconectarse con sus raíces bolivianas. “Mi madre encontró el álbum mientras limpiaba la casa de mi abuela y pensó que podría ayudarme a sentirme con los pies en la tierra. Tenía razón”, explica Méndez.
Estas imágenes se convirtieron en una ventana a su historia, ofreciendo comprensión y redención. Al integrarlas con nuevas imágenes, creó una interacción dinámica entre opacidad y transparencia, reflejando la complejidad de la memoria y el proceso de curación.
La colaboración con sus sujetos también fue esencial para MADREMéndez evitó los modelos profesionales y trabajó con mujeres que conoció en la vida cotidiana, fomentando la confianza y la conexión antes de capturar sus retratos. “Compartí mi visión del proyecto y expliqué su enfoque en reimaginar arquetipos como la Virgen María y María Magdalena”, dice.
Cada una de ellas fue invitada a elegir la figura con la que se sentía más identificada y a aportar sus ideas a la composición final. Este diálogo a menudo reveló la fluidez de la feminidad, y muchas mujeres expresaron cómo encarnan diferentes aspectos de la pureza y el desafío, a veces en el mismo día.
Combinando retratos escenificados con narraciones personales, MADRE Se siente a la vez mítico e íntimo. Ya sea envueltos en prendas ornamentadas o rodeados de paisajes naturales, los sujetos captan la atención de inmediato. Su mirada es a menudo directa, desafiándonos a confrontarnos con su stories“Quería honrar sus realidades sin apropiarme de ellas”, explica. Para Méndez, el proceso de creación MADRE Fue transformadora, obligándola a "confrontar y deconstruir los ideales patriarcales que había internalizado".
En 2022 Después de completar MADREMéndez comenzó un nuevo proyecto que explora la masculinidad en su tierra natal. Con raíces en su historia familiar, el Padre Comenzó cuando redescubrió cartas de su difunto padre, que incluían intercambios con su abuelo, en los que reflexionaba sobre la ausencia de los padres y ofrecía consejos sobre la masculinidad. “Leerlas me hizo reflexionar sobre cómo los hombres de mi familia abordan la masculinidad, lidiando con sus vínculos con la violencia, el poder y el patriarcado”, dice.
Basándonos en estas reflexiones y aprovechando los conocimientos adquiridos MADRE, el nuevo proyecto en curso Entreteje tres generaciones de experiencias familiares en un comentario más amplio sobre la masculinidad latinoamericana. Méndez examina cómo se aprende la masculinidad (se transmite de padre a hijo) y se refuerza a través de ritos culturales de paso que transmiten códigos de poder.
La caza, tanto literal como metafórica, es un motivo recurrente en la serie, que simboliza la conquista y el dominio, yuxtapuestos a los aspectos emocionales y de crianza de la paternidad. Esta tensión resalta la lucha que enfrentan los hombres entre las expectativas sociales de dureza y su necesidad de conexión emocional e intimidad.
“El pensamiento patriarcal impone ideales de masculinidad rígidos y dañinos, al tiempo que suprime aquellos considerados ilegítimos”.
Méndez reconoce que, si bien la masculinidad ha evolucionado a través de las culturas y el tiempo, el dominio masculino tradicional en las estructuras sociales ha arraigado una jerarquía de género persistente. Ella imagina un futuro en el que las nuevas masculinidades se alineen con los derechos de las mujeres y desmantelen los sistemas patriarcales, transformando todo, desde la familia y la religión hasta la política, las ciudades e incluso el lenguaje.
“En última instancia, el objetivo de Padre o madre “El objetivo es cuestionar suposiciones, iniciar debates y alentar a los espectadores a reevaluar sus puntos de vista sobre el género y la justicia de género”.
Juntos, MADRE y Padre o madre Encarnan la visión de Méndez, mostrando su habilidad única para crear historias personales cautivadoras. stories a través de imágenes que desafían narrativas más amplias sin dejar de ser profundamente íntimas: un verdadero testimonio de su arte, visión y habilidad.
“La fotografía es un medio que me permite tender un puente entre la memoria personal y la colectiva. Es una forma de organizar un universo dentro de un único cuadro, una forma de destilar complejidad en simplicidad. A través de ella, navego por la identidad, el deseo y el poder, contribuyendo a conversaciones sociales más amplias”.
Todas las imágenes © Marisol Méndez
Madre El fotolibro está publicado por Setanta y está disponible
¹ El término “womxn” se utiliza como una ortografía inclusiva para reconocer diversas identidades y experiencias de género, yendo más allá de las implicaciones binarias de “mujeres”.