GOST presenta el proyecto emblemático de 15 años de Ian Berry, que explora la intrincada relación entre el paisaje, la vida y el agua.
El agua, elemento vital de nuestro planeta. Cubre el 71% de su superficie y es fundamental para nuestra existencia, un recurso esencial para el consumo humano, la agricultura y el mantenimiento de los ecosistemas. Más allá de su necesidad física, el agua posee un profundo significado cultural y espiritual, simbolizando la purificación, la renovación y el fluir de la vida misma. Es también a través del agua que podemos observar algunas de las crisis más acuciantes de nuestro tiempo: el cambio climático, la contaminación, la explotación y la desigualdad.
A pesar de su aparente abundancia, el agua se distribuye de forma desigual. Algunas regiones sufren sequías implacables, mientras que otras se enfrentan a inundaciones catastróficas o al aumento del nivel del mar que amenaza a comunidades enteras. Muchos ríos, antaño arterias prósperas de la civilización, ahora están contaminados o agotados debido a la sobreexplotación humana. Los glaciares, reservas cruciales de agua dulce, se están derritiendo a un ritmo alarmante, lo que contribuye al aumento del nivel del mar y a la inestabilidad climática. En esta paradoja de escasez y exceso, el fotoperiodista Berry encuentra su tema: una mirada profunda e inquebrantable a nuestra relación con el agua, en toda su belleza y devastación.
Imagen izquierda: Wanxian, Sichuan, China. En una zona a punto de inundarse en la siguiente fase del proyecto de la presa de las Tres Gargantas, una mujer duerme en una silla entre los escombros de su casa demolida.
Imagen derecha: Edfu, Asuán, Egipto. A primera hora de la mañana, los caballos que tiran de las calesas (carruajes tirados por caballos especialmente para turistas) se bañan y se refrescan en el Nilo.
Su incursión en este proyecto comenzó mientras informaba sobre el deshielo de los glaciares de Groenlandia junto con climatólogos daneses para The Climate Group, una experiencia que coincidió con la creciente conciencia mundial sobre la aceleración del cambio climático. Al igual que el ensayo... Agua, agua en todas partes, que examina la distribución desigual y el mal uso de este recurso esencial, el trabajo de Berry expone las contradicciones de la abundancia y la privación.
Durante los siguientes quince años, viajó por el mundo documentando incendios forestales, sequías, inundaciones, contaminación y deforestación, capturando tanto los paisajes transformados por el cambio climático como a las personas que luchan por adaptarse.
El fotógrafo inglés Berry, reconocido desde hace tiempo por su penetrante fotoperiodismo que documenta conflictos, hambrunas y apartheid, aporta la misma honestidad cruda a esta obra. A través de su lente, vemos un mundo moldeado por el agua. Sus imágenes, crudas pero profundamente humanas, ilustran momentos de la vida cotidiana donde el agua desempeña un papel central, ya sea como fuente de vida, fuerza de destrucción o mercancía explotada. Su característica paleta monocromática granulada acentúa la complejidad de las emociones en cada fotograma. La belleza. El sufrimiento. La destrucción.
Imagen izquierda: India. Uttar Pradesh. Varanasi (Benarés). Un hindú reza al amanecer en el río sagrado Ganges.
Imagen derecha: India. Madhya Pradesh. Pathrad. Mujeres muestran su apoyo al movimiento "Agrupación en el Valle", iniciado por la famosa escritora Arundathi Roy para protestar contra la construcción de la presa de Narmada y las posteriores inundaciones de esta y otras aldeas.
La conexión entre la tierra, las personas y el agua es indisociable. Los ríos que sustentan las civilizaciones son los mismos que están asfixiados por la contaminación. Los glaciares que han mantenido la historia del planeta en hielo están desapareciendo a un ritmo sin precedentes. Las comunidades costeras, antaño prósperas, ahora luchan contra la invasión del mar. A través de la perspectiva de Berry, vemos no solo las consecuencias de estos cambios, sino también a las personas atrapadas en la balanza: los agricultores cuyas tierras se han convertido en polvo, los pescadores cuyas aguas se han vuelto tóxicas, los desplazados cuyos hogares han sido arrasados por las inundaciones.
Hay una ironía entretejida en sus imágenes, que refleja las contradicciones destacadas en el ensayo. En una, los mineros de oro trabajan arduamente bajo tierra, con sus taladros constantemente rociados con agua para mantenerlos frescos, utilizando el mismo recurso que contaminan en busca de riqueza que beneficie a otros. Frente a la costa de EspañaA los pescadores se les paga por limpiar un derrame de petróleo catastrófico, y su sustento depende de las mismas aguas contaminadas por la negligencia humana. Estas yuxtaposiciones son inquietantes y revelan la profunda relación que existe entre el agua, la codicia y la supervivencia humanas.
Sin embargo, en estas imágenes también hay resiliencia. El agua, aunque destruye, también sustenta. Es el hilo que une generaciones, rituales y la propia supervivencia. La obra de Berry no ofrece respuestas fáciles ni moraliza. En cambio, nos obliga a mirar —a ver verdaderamente— el mundo tal como es y a cuestionar las decisiones que nos han traído hasta aquí.
En la introducción del libro, Kathie Webber señala que, por primera vez, la Informe de riesgos globales Está dominado por amenazas ambientales: destrucción provocada por el hombre, colapso de los ecosistemas y pérdida de biodiversidad.
La obra de Berry refleja esta cruda realidad; sin embargo, no es un elogio, sino un llamado a la acción. El agua es a la vez destructora y sustentadora, implacable pero perdurable. Nos conecta a todos, fluyendo a través de nuestro...stories, nuestras luchas y nuestra supervivencia. Ante la crisis, sus imágenes sirven tanto de advertencia como de llamado a la acción: un recordatorio de que, como el agua misma, debemos adaptarnos, perseverar y encontrar juntos la manera de avanzar.
Agua es publicado por GOST y está disponible a través de su sitio web.
Todas las imágenes © Ian Berry/Magnum Photos